En la vida de los padres, llega un momento en que los hijos crecen y comienzan a vivir separados, como su familia. Resuelven de forma independiente sus problemas cotidianos y actuales, enriqueciendo su experiencia de vida.
Independencia
La convivencia con los padres no permite que los niños demuestren su independencia. Según el momento de la vivienda, los padres, no los hijos, son los dueños de la casa. Por lo tanto, todos los problemas cotidianos los resuelve mamá o papá.
En la mayoría de los casos, no se tiene en cuenta la opinión de los niños que viven juntos. Los padres no consideran necesario consultar con sus hijos sobre la resolución de cuestiones relacionadas con el mantenimiento de la casa, alimentación, etc. Como resultado, los niños se acostumbran a que sus padres deciden todo por ellos y no intentan resolver los problemas que surgen.
Al vivir con sus padres, los niños no intentan adquirir su propia vivienda. Están contentos con todo, están cómodos. Habiendo dado a luz a sus propios hijos, no podrán inculcarles independencia en sus acciones, no podrán darles un ejemplo positivo. También vivirán de sus padres.
El hijo, que vive con sus padres y ya tiene su propia familia, no se esfuerza por convertirse en un dueño de la casa de pleno derecho. En la vida cotidiana, un marido así no está adaptado por completo a los problemas económicos. En el caso de la pérdida de su padre, atravesará un complejo proceso de adaptación a la vida independiente en la edad adulta. Si no se adapta, puede perder a su familia, ya que no la mantendrá completamente.
Conflictos
Cuando dos o más generaciones conviven, invariablemente surgen problemas de relación. La generación mayor piensa que conoce mejor la vida y con este derecho están tratando de manejar la vida de sus hijos. Los niños, por otro lado, quieren vivir sus propias vidas, por lo que protestan contra el cuidado excesivo de los padres. En este contexto, surgen situaciones de conflicto.
Si hay varias mujeres en una familia numerosa, pueden surgir problemas con la división del territorio de un apartamento o casa. Toda mujer quiere ser una amante, decidir por sí misma qué y cuándo cocinar, qué y cuándo hacer. Solo la demostración de la sabiduría de las mujeres mayores ayudará a distribuir adecuadamente las responsabilidades en la casa. Al vivir separada de sus padres, una mujer se adapta rápidamente a la vida familiar. Además, le da una sensación de confianza en su posición como dueña de la casa.
Al criar hijos en una familia multigeneracional, puede haber problemas en los métodos de crianza. Es difícil reducir los requisitos de todos los miembros de la familia a un solo sistema. Los niños, a quienes se les imponen requisitos distintos a los adultos, se vuelven oportunistas en la comunicación y no tienen una línea de comportamiento específica.