Durante muchos siglos, los padres no han sabido nada sobre el sexo de sus bebés. Solo en el siglo XX aparecieron formas de ver al feto e incluso reconocer su conjunto de cromosomas mientras aún estaba en el útero.
La forma más fácil y conveniente de determinar el sexo de un feto es el diagnóstico por ultrasonido. Este método es más eficaz durante el segundo trimestre del embarazo. En este momento, el feto se vuelve bastante grande y móvil, a menudo se da vuelta y en el procedimiento de ultrasonido es muy posible ver sus genitales. Casi todos los expertos coinciden en que incluso con el equipo más moderno y preciso, no será posible determinar la pertenencia del niño a un sexo u otro de esta manera hasta la semana 15 de embarazo. Pero entonces, cuanto más corto sea el período, mayor será la probabilidad de error.
Para saber el sexo del embrión en las primeras etapas del embarazo, existen varios métodos invasivos. Estos son métodos en los que se extrae material genético directamente del útero de una mujer embarazada para analizar el ADN del embrión. Esto lo realiza un especialista bajo anestesia local y bajo el control de una máquina de ultrasonido, sin tocar al propio feto. Pero todos son muy peligrosos y no deben usarse a menos que sea absolutamente necesario.
A las 11-12 semanas de gestación, el sexo del embrión se puede determinar mediante una biopsia coriónica. Durante este procedimiento, el médico utiliza una aguja fina para perforar el abdomen del paciente para extraer una pequeña cantidad de vellosidades coriónicas y averiguar el conjunto de cromosomas del feto. Este procedimiento se lleva a cabo solo por motivos médicos en los casos en los que existe riesgo de dar a luz a un bebé con alteraciones genéticas. Por ejemplo, debido a anomalías hereditarias en el ADN de uno de sus padres. También se realiza para excluir enfermedades cromosómicas como el síndrome de Down.
En una fecha posterior, el sexo del niño se determina mediante amniocentesis o cordocentesis. La amniocentesis se realiza entre las 12 y 20 semanas. Cordocentesis: después de 20 semanas. A través de una pequeña punción, se toma el líquido amniótico del embrión para su análisis en el primer caso y la sangre del cordón umbilical en el segundo. Estos métodos garantizan resultados con un 99% de confianza, pero pueden aumentar el riesgo de aborto espontáneo o infección fetal. No deben usarse simplemente para satisfacer la curiosidad. Es mejor esperar un poco y evitar riesgos innecesarios.
