Convencer a un adolescente de algo es una tarea imposible. A esta edad, los niños se consideran lo suficientemente mayores como para tomar decisiones serias. Para que el niño no repita los errores de sus padres, estos deben convertirse en sus mejores amigos y explicar la situación en base a la experiencia de vida.
Relación de confianza
Debe haber absoluta confianza y entendimiento mutuo entre los adolescentes y sus padres, solo en este caso los niños compartirán sus problemas y escucharán los consejos. Muy a menudo hay situaciones en las que los adultos ven que su hijo comete errores que alguna vez les fueron propios. Para proteger a un adolescente de posibles problemas, los adultos se comportan de manera excesivamente persistente, imponen sus opiniones, intentan manipular, amenazan con quitarle dinero de bolsillo, etc. De hecho, este enfoque es fundamentalmente erróneo, ya que en la adolescencia, los niños reaccionan de manera muy aguda a las críticas y la vulneración de sus propios derechos. Para ayudar a un niño a no pisar el mismo rastrillo, los padres, en primer lugar, deben convertirse en amigos para él, cuya opinión a él mismo le gustaría escuchar. Por lo general, una relación de confianza entre padres e hijos se forma a una edad temprana, si su base no se "vertió" a tiempo, un adolescente nunca compartirá sus secretos y experiencias con los adultos.
Para que un niño aprenda a confiar en sus padres desde la infancia, debe pasar el mayor tiempo posible con él, comunicarse con sus amigos y no perderse ni un solo momento importante de su vida.
¿Dónde iniciar una conversación?
Al tratar de advertir al niño sobre posibles problemas, los padres no deben iniciar una conversación con algo negativo. Por ejemplo, si un adolescente no quiere ir a la universidad, no debes decir que no logrará nada en la vida y será un fracaso, como su padre. En este caso, es mejor enfatizar que en un momento los padres cometieron un error al rechazar la educación superior, y que les sería muy útil en la vida. Para que no sea infundado, se pueden citar varias situaciones, por ejemplo, la negativa de los empleadores por falta de diploma, la imposibilidad de crecimiento profesional, etc. También es importante mencionar que los adultos, enseñados por amarga experiencia, definitivamente irían a la universidad si fuera posible dar marcha atrás en el tiempo.
Una conversación con un adolescente no debe basarse en agresiones y reproches. Los adultos deben señalar con tacto sus errores y advertir sobre posibles consecuencias.
Errores comunes
Al querer advertir a un adolescente sobre sus propios errores, los padres a menudo olvidan que ya no es pequeño y que deben tomar decisiones fatídicas de forma independiente. Los adultos no tienen que convencer, solo pueden aconsejar, advertir, pero no interferir en el giro de los acontecimientos, claro, si no estamos hablando de la salud del niño. Una persona debe aprender no solo de los extraños, sino también de sus propios errores, de lo contrario no se adaptará al mundo exterior. Solo dándole al niño la oportunidad de tomar decisiones completas, los padres podrán prepararlo para la edad adulta.