Diferentes generaciones, diferentes puntos de vista sobre la vida. Las personas mayores siempre han creído que son sabias en la vida y, por lo tanto, más inteligentes, más capaces de encontrar una salida a la situación. Saben mejor cómo resolver problemas, tratan de guiar constantemente a su hijo por el camino correcto. Un niño pequeño da esto por sentado, y un niño mayor lo toma como una presión y una usurpación de la privacidad.
Instrucciones
Paso 1
Al crecer, cualquier persona espera el apoyo de los padres en cualquier esfuerzo. Cuando esto no sucede, aparece la sorpresa. El niño deja de compartir sus problemas y dudas, comienza a esconderse y a hablar en voz baja, dándose cuenta de que a los padres tal vez no les guste algo, e insistirán en su punto de vista. En tales casos, las omisiones constantes conducen a disputas familiares, esto se puede evitar con la ayuda de una conversación seria. Es hora de explicarles a los padres que su hijo ya no es para nada pequeño, que tiene su propia opinión establecida. Y necesita independencia para su vida futura. Después de todo, los padres no podrán decidir hasta la jubilación de su hijo qué es lo mejor para él y cómo actuar en una determinada situación.
Paso 2
A veces surge una duda sobre si vale la pena buscar un lenguaje común con los padres si no dan el primer paso hacia una reunión. Piensan que el niño sabe poco sobre la vida. Necesitamos disuadirlos de esto. Si hay un deseo de que mamá y papá se hagan amigos y te apoyen de todas las formas posibles, debes esforzarte por mejorar las relaciones. Da el primer paso por tu cuenta, ve a la reconciliación, dedica más tiempo a ayudar en la casa, pide apoyo a los padres, pide consejo y comenta tu punto de vista. No hagas berrinches ni cierres la puerta, esto se puede atribuir a una edad de transición o naturaleza explosiva. Los padres no pensarán en lo doloroso y desagradable que es el niño porque no lo perciben como una persona.
Paso 3
Es imposible erradicar por completo los malentendidos y los conflictos. Las opiniones de los niños y los padres a veces difieren de todos modos, esta es la realidad. Pero es muy posible suavizar las esquinas con un diálogo ordinario. Vale la pena mostrar más interés por la vida de los padres, averiguando cómo van las cosas en el trabajo, qué hay de nuevo con los amigos de la familia. ¿Por qué no preguntarles cómo fue el día por la noche, cuando los padres regresan a casa del trabajo? El interés genuino conduce al entendimiento mutuo entre las partes. Pueden surgir conflictos en el contexto de los amigos. Quizás a los padres no les agrada alguien del círculo íntimo de su hijo. En tales casos, debe familiarizar mejor a sus amigos con sus padres, entonces comprenderán que, de hecho, los amigos no tienen una mala influencia. Decirles a tus padres algo bueno sobre la familia de un amigo cercano siempre ayudará a mejorar las actitudes.