El proceso de crianza del bebé comienza cuando el niño aún es muy pequeño. Pero incluso a esta edad, el bebé ya comprende y evalúa todo desde el lado de su propio hijo. ¿Cómo educar adecuadamente a su hijo?
El proceso educativo debe estar estructurado para que los requisitos no se contradigan, y que los padres se adhieran a la misma línea de conducta.
La constancia es la clave del éxito
No se debe permitir que mamá sea una educadora estricta y que papá sea un compañero afable. Un niño no debe obedecer ciegamente a los adultos; es necesario explicar el motivo de cualquier prohibición. Debe haber una línea clara entre "no" y "ok". Es recomendable que no existan prohibiciones permanentes, ya que las restricciones en cualquier ocasión afectarán negativamente el comportamiento del niño.
Rutina diaria constante
Los niños que están acostumbrados a un cierto régimen se comportan mucho más tranquilos. El niño debe acostumbrarse a una determinada secuencia de actividades: por ejemplo, desayunar-caminar-dormir. El incumplimiento del régimen conduce a caprichos innecesarios, un horario de sueño perdido, que en última instancia afecta negativamente a los propios padres. Los cambios en su rutina diaria deben realizarse de forma gradual y lo más discreta posible.
Obediencia sin peleas
El proceso educativo no es un servicio militar y el niño no está subordinado a sus padres, por lo tanto, las reprimendas estrictas y las órdenes incuestionables no crearán una relación cálida y de confianza con el niño.
Sin embargo, la obediencia sigue siendo necesaria. Para ello, es necesario que desde muy pequeño el niño comprenda correctamente el significado de la palabra "debe". No debe tratarlo como un capricho de un adulto o una amenaza. Es simplemente una necesidad que no se puede evitar.
Las asignaciones que recibe el bebé deben ser lo más claras posible y no demasiado complicadas. Si entiende que nadie completará esta tarea por él y nadie se olvidará de él, entonces la probabilidad de ejecución aumentará significativamente. Y, por supuesto, el elogio es la mejor motivación.