El conocimiento del mundo de un niño comienza con su relación en la familia. En la edad preescolar, los niños pasan mucho tiempo con sus padres y se hacen cargo de su comportamiento. Durante este período, es importante desarrollar buenas cualidades en el niño y crear una atmósfera favorable a su alrededor.
Por ejemplo, los padres están al borde del divorcio, pelean constantemente, gritan y se frustran con el niño. Esto es normal de su parte. ¿Y cómo lo ve un niño en edad preescolar? Tiene miedo, parece que el mundo se está desmoronando, no lo aman y nadie lo necesita. Además, esto puede conducir a un trastorno mental, una actitud grosera hacia los padres y otras personas, baja autoestima. La relación con la otra mitad colapsará constantemente.
La situación contraria: los padres viven en perfecta armonía, se comunican cortés y amistosamente, nadie levanta la voz a nadie. En esta situación, el niño crecerá fuerte, seguro, amigable y tranquilo. Podrá construir armoniosamente su relación con su alma gemela.
El niño está fuertemente influenciado por el entorno en el que crece, la actitud hacia él, el comportamiento de los adultos que lo rodean, las palabras que se pronuncian en su discurso.
Muchos padres dejan de notar a sus hijos por sus problemas. Intentan ganar dinero para poder alimentar a sus familias, pero la presión de estos problemas los vuelve groseros con los niños y les grita. No hay tiempo para una comunicación normal. Esto sucede a menudo en familias monoparentales. Estos padres no conocen a sus hijos y no buscan llegar a conocerlos. El principio de supervivencia se convierte en lo principal, no en el principio de humanidad. Los niños de estas familias prefieren salir tarde para no ver a sus padres el mayor tiempo posible.
El hecho más triste es que, probablemente, un niño así evitará a las personas, no podrá construir su relación con una pareja en el futuro o, en general, se retraerá en sí mismo. También tendrá muchos complejos, porque los padres no tienen tiempo para elogiar a su hijo por nada. Desafortunadamente, el momento es solo para regañar por algo que no se hizo.
Cualquier daño infligido a un niño en la infancia afectará su futuro y el futuro de su relación con sus padres. Es muy difícil olvidar tales quejas, especialmente si los padres consideran que todo esto no es importante y simplemente no pueden o no quieren disculparse por tales circunstancias. Cuando un niño crece, su comunicación con sus padres puede fracasar. Puede que ni siquiera haya una llamada de cumpleaños. Cualquier padre debería pensar en lo que está haciendo por su futuro hijo. Quizás ahora sea el momento de charlar con él para solucionar los problemas que puedan surgir en el futuro.