La confianza, desde el punto de vista de la psicología, es un fenómeno ambiguo y extremadamente complejo. A veces, aprender a confiar en un ser querido, especialmente en un hombre amado, no es fácil.
Es necesario
Sesiones con un psicoanalista; literatura especializada
Instrucciones
Paso 1
Deja de ser categórico con las personas. Si en el pasado sucedió un amargo engaño o traición, no significa en absoluto que toda la vida subsiguiente estará llena solo de tales relaciones. Aprenda a ser más abierto y amable con los demás. Repita una frase agradable todos los días, como, “Confío en los hombres. No quieren hacerme daño. Delante de mí hay una relación feliz con un ser querido. Los hombres me cuidan, gracias a ellos disfruto de la vida.
Paso 2
¡Piensa positivamente! Los psicólogos dicen que las mujeres que constantemente tienen mala suerte en las relaciones se programan para hacer trampa. Si acumula rencor contra aquellos que una vez traicionaron, entonces un hombre normal nunca aparecerá, porque inconscientemente, esa mujer-víctima atrae cada vez a más hombres engañosos. Así, se construye un círculo vicioso sin fin, que cada vez es más difícil de romper.
Paso 3
Haz ejercicios divertidos. Por ejemplo, los psicólogos aconsejan tener cualquier mascota macho y tener conversaciones confidenciales con él. Un autoentrenamiento tan divertido te permitirá resolver varios problemas a la vez. En primer lugar, al hablar de los problemas, es más fácil deshacerse de ellos y, en segundo lugar, este ejercicio te ayudará a conocerte más a fondo. Utilice varias otras técnicas: meditación, autohipnosis, PNL. Tampoco está de más aumentar la autoestima, por lo que debes trabajar constantemente en ti mismo.
Paso 4
Presta atención al mundo interior de los hombres con los que te comunicas. Habiéndose familiarizado con las opiniones sobre un problema en particular, habiendo aprendido sobre intereses, preferencias, uno puede acercarse mucho más y, por lo tanto, establecer una relación de confianza. Además, el interés mostrado por una mujer siempre es agradable para un hombre, lo que, a su vez, provoca simpatía recíproca.