La diabetes mellitus no tiene edad: esta enfermedad, independientemente del tipo, puede desarrollarse tanto en una persona mayor como en un bebé. Debido a la similitud de los primeros signos de la enfermedad con los síntomas de otras dolencias, el exceso de trabajo habitual y la falta de vitaminas, el desarrollo de la diabetes a menudo pasa desapercibido durante mucho tiempo. A veces, un niño ingresa en el hospital en estado grave y solo entonces se conoce el diagnóstico exacto.
Signos de diabetes
La gravedad de los primeros síntomas de la diabetes depende del tipo de enfermedad. La diabetes insulinodependiente del primer tipo se desarrolla rápidamente: en uno o dos meses, las alteraciones menores en el bienestar pueden convertirse en un coma diabético; en los bebés, este período se reduce a 2-3 semanas.
La diabetes no insulinodependiente del segundo tipo puede no manifestarse durante mucho tiempo, desde el inicio de la enfermedad hasta el diagnóstico, lleva meses y, a veces, años. Los niños de 5 a 8 años y los adolescentes con el inicio de la pubertad requieren una atención especial; estos son períodos de crecimiento activo, es entonces cuando la enfermedad se manifiesta con mayor frecuencia.
Los siguientes síntomas deben alertar a los padres:
- sed intensa;
- pérdida de peso inexplicable;
- aumento de la micción;
- debilidad, fatiga, apatía;
- aumento del antojo por alimentos dulces;
- deterioro de la salud aproximadamente una hora después de comer.
Con diabetes, el niño pide constantemente una bebida, incluso si no hace calor en casa y afuera. Los pacientes orinan a menudo, incluso por la noche. La pérdida de peso se explica por la incapacidad del cuerpo para procesar la glucosa entrante debido a la falta de insulina: las células no reciben nutrición, el niño pierde peso, a pesar del aumento del apetito.
Los signos como sequedad y descamación de la piel, visión borrosa, náuseas también son comunes y las adolescentes pueden tener irregularidades menstruales. La diabetes tipo II a menudo se manifiesta por una disminución de la inmunidad: los niños se infectan fácilmente con infecciones virales, las heridas pequeñas y los cortes no sanan bien y las infecciones cutáneas purulentas (furunculosis, pioderma) no son infrecuentes.
¿A qué más deberías prestar atención?
El grupo de riesgo incluye a los niños con una herencia agobiada, así como a los que tuvieron un gran peso al nacer (más de 4,5 kilogramos), padecen otros trastornos metabólicos o son propensos a enfermedades infecciosas frecuentes. A menudo, la diabetes se desarrolla en niños que reciben actividad física intensa, por ejemplo, atletas jóvenes, cuyo régimen de entrenamiento no es apropiado para su edad.
La aparición de la enfermedad puede provocar el estrés transferido: puede ser un shock nervioso grave o una infección viral.
Si el niño huele a acetona por la boca, aumento de los síntomas como sed y micción frecuente, este es un motivo de hospitalización de emergencia. Un aliento con olor a acetona es el primer signo de cetoacidosis, una condición patológica formidable que sin tratamiento durante varias horas (a veces días) se convierte en un coma diabético. Además, se puede sospechar la etapa inicial de la cetoacidosis si el niño está enfermo, se queja de debilidad, dolor abdominal, con una palidez general pronunciada en los pómulos, se nota un rubor brillante.