El término "comercialismo" tiene raíces latinas. En la antigua Roma, la palabra "mercante" se usaba para referirse a comerciantes y comerciantes. En italiano moderno, esta palabra ha conservado el mismo significado. Los franceses, por otro lado, le dieron a la palabra mercantil un significado ligeramente diferente: "egoísta", "mercantil".
Mercantil es un personaje o una consecuencia de las circunstancias de la vida
En nuestro tiempo, una persona mercantil se llama aquella que antepone las consideraciones de lucro, para quien el dinero es más importante. En un sentido más amplio, una persona mercantil es un avaro codicioso y sin principios.
¿Por qué una persona se vuelve mercantil, lo que puede afectar su carácter? Es difícil dar una respuesta definitiva a esta pregunta. Una persona puede volverse mercantil, alcanzando al mismo tiempo una dolorosa tacañería, por muchas razones. Los ejemplos clásicos son los héroes de las almas muertas de Gogol: Plyushkin y Chichikov. Aparentemente, en el personaje de Plyushkin, inicialmente hubo una tendencia a la prudencia, la economía, ya que el autor enfatizó que su héroe solía ser un propietario ahorrativo y se dirigió a la mesa con una levita vieja. Sin embargo, Plyushkin no era codicioso, no llegó al punto del absurdo en su frugalidad. Los cambios que lo convirtieron en un avaro medio loco se produjeron después de una serie de tragedias personales: la muerte de su esposa y su hija menor, la huida de la hija mayor, que se casó con un oficial contra la voluntad de su padre, riñas con su hijo.
Desde el punto de vista de la medicina, tal comercialismo es una enfermedad mental llamada "acaparamiento patológico". En nuestro tiempo se encuentran similares "Plyushkin".
En cuanto a Chichikov, se convirtió en una persona mercantil, en primer lugar, bajo la influencia de su padre, quien le enseñó a no confiar en los amigos, sino a creer en un centavo, a apreciar y ahorrar un centavo. Es decir, este rasgo de carácter se formó en él desde la infancia. Y las condiciones de la realidad rusa circundante solo contribuyeron a su desarrollo.
¿El comercialismo siempre es malo?
No se debe condenar indiscriminadamente a las personas mercantiles, ¡porque la mercantilización puede ser diferente! Por ejemplo, si estamos hablando de una actitud prudente y ahorrativa hacia el dinero, la capacidad de ahorrar sabiamente, planificar los costos, rechazar gastos innecesarios, no hay nada de malo en eso. Al contrario, es bueno para el presupuesto y digno de emulación.
Tal comercialismo ayuda a administrar el presupuesto familiar de manera inteligente, para ahorrar dinero para compras importantes.
Si el comercialismo toma la forma de una tacañería excesiva, hace que una persona sea codiciosa y desalmada, capaz de un acto deshonesto por el dinero, esa persona definitivamente merece una condena. Aquí se le puede llamar, con razón, un avaro codicioso sin principios que "pasa por encima de la cabeza".