Los padres cariñosos tratan de rodear al bebé con amor y cuidado, controlan su salud, compran solo ropa de alta calidad, visitan regularmente al pediatra, se vacunan y, por supuesto, quieren que el bebé coma bien. Pero en algunos casos, el niño no come bien y la madre no puede entender qué le pasa.
La falta de apetito en un niño es un problema para muchos padres. Cada uno lo resuelve a su manera: algunos lo obligan a comer, diciendo “para mamá, para papá”, y en ocasiones incluso amenazan, mientras que otros recurren a varios especialistas, asumiendo que el bebé está enfermo.
Sin embargo, a menudo surgen situaciones en las que el niño está sano, pero no come bien. Primero, los padres deben determinar si existe un problema. Si el bebé está aumentando de peso bien, pero come poco, como les parece a los adultos, entonces no hay necesidad de despertar el pánico. Pero si hay una falta de peso corporal, es necesario abordar los problemas nutricionales.
Nutricionistas y psicólogos han descubierto que con mayor frecuencia el apetito empeora en los bebés de 2 a 4 años. En este momento, se establece una crisis de edad, el niño muestra así su independencia, a veces es simplemente caprichoso.
Hay otras razones para la falta de apetito:
- La comida no es sabrosa o las porciones son demasiado grandes. A menudo, al niño se le ofrece un plato de sopa o papilla, que es difícil de dominar para un adulto. A los padres les parece que el bebé ha comido muy poco.
- Aperitivos frecuentes entre comidas. Por ejemplo, antes del almuerzo o la cena, los padres le permiten comer chocolate, galletas, dulces. Satisface el hambre y altera el apetito.
- Incumplimiento de la dieta. El cuerpo no puede adaptarse a las comidas si el desayuno, el almuerzo y la cena se llevan a cabo en diferentes momentos todos los días.
- El período de la enfermedad. Incluso un resfriado reduce significativamente el apetito, el bebé intenta beber más y, a menudo, rechaza cualquier alimento.
No te olvides de los factores psicológicos por los que el niño no come bien. Los problemas con los maestros de jardín de infantes, compañeros, etc. pueden arruinar su apetito.
Si no hay problemas de salud, pero el niño aún se niega a comer, no hay necesidad de dejar que el problema siga su curso. Es necesario averiguar el motivo y tomar medidas decisivas.
- Establece la rutina diaria. Para hacer esto, puede hacer un horario y alimentar al bebé a una hora específica: desayuno - 8.00, almuerzo - 12.30, etc.
- Ofrézcale porciones para que el bebé coma toda la comida sin dejar nada en el plato. De lo contrario, se acostumbrará a que es normal estar desnutrido.
- Introducir nuevos productos gradualmente. No se pueden ofrecer varios platos nuevos a la vez para el almuerzo o la cena, es importante que el plato contenga alimentos que el bebé ya haya probado.
- No fuerce la alimentación. Esto solo empeorará la situación, el bebé comenzará a comer menos y se retraerá en sí mismo.
- Pídale a su hijo que le ayude en la cocina. Si le gusta cocinar platos, los probará con gran placer. También pueden trabajar juntos para crear decoraciones comestibles para gachas, sopa, puré de papas, etc.
Si los padres hacen todo bien, a la edad de 5-6 años el apetito mejorará y la delicadeza con la comida disminuirá. Lo más importante es que si el niño no come bien, no lo obligue a comer, esto solo aumentará la aversión a la comida.