¿Hay familias sin peleas? Te sorprenderás, pero las hay. Sin embargo, esto no significa en absoluto que dicha familia sea feliz, sino todo lo contrario. Descubrimos cómo puede ser esto y por qué los cónyuges deben jurar.
Mucha gente cree que hay familias ideales. Ambos cónyuges se aman y se entienden, simplemente no hay motivos para peleas. Pero esto es imposible. Las razones de la tranquilidad y la paz en la familia se encuentran en otra parte.
1. El conflicto se oculta muy profundamente, los cónyuges son indiferentes entre sí. Todos viven solos, pero por algunas razones restrictivas, no se divorcian (hijos, propiedad, etc.).
2. Los cónyuges han vivido juntos durante mucho tiempo y felizmente, se entienden, cada uno tiene sus propias responsabilidades, se respetan, pasan el tiempo con beneficio y placer. Incluso si hay momentos conflictivos, ambos cónyuges prefieren extinguir el conflicto instantáneamente. La desventaja de tales momentos es el silencio de los problemas, la acumulación de estrés, que tarde o temprano probablemente conducirá a la depresión de uno de los cónyuges o al desarrollo de un escándalo a gran escala.
3. El cónyuge evita los conflictos, solo hace lo que la esposa quiere y dice, tiene su propia opinión, pero no la expresa.
4. El cónyuge está de acuerdo con su esposa, porque a él no le interesan los asuntos familiares, tiene sus propios pasatiempos más emocionantes. Asintió con su esposa, sin entrar en detalles.
5. El cónyuge hace lo que le parece oportuno. Los deseos y opiniones de la esposa ni siquiera se tienen en cuenta. Según el principio "el perro ladra, la caravana avanza".
6. El cónyuge no es autosuficiente ni depende de las opiniones de los demás, solo puede hacer algo bajo la cuidadosa guía de su esposa.
Estos son los escollos de una familia sin conflictos. Cualquier supresión, contención de problemas y negatividad dentro de uno mismo, solo conduce a problemas mayores. Por tanto, el conflicto no siempre es malo. Deben existir pequeñas disputas en la familia. Pero las personas amorosas deben saber cuándo detenerse, comprender la esencia del conflicto, no olvidarse del respeto mutuo y buscar conjuntamente formas de resolver el conflicto.