Los psicólogos, neurocientíficos y pediatras estadounidenses de la Universidad Wayne en Detroit han realizado una serie de estudios que ayudan a comprender los mecanismos de formación de la inteligencia de los niños.
En un experimento, los científicos pidieron a las mujeres embarazadas que nombraran la edad a la que, en su opinión, los niños comienzan a tomar conciencia de la realidad circundante. Básicamente, un período posterior se llamó 2-3 meses, y solo el 13% de las mujeres embarazadas creían que el niño comienza a percibir el mundo desde el nacimiento. Después del nacimiento de los bebés, las familias que participaron en la encuesta fueron seguidas durante todo el año. Y, aunque los niños recién nacidos prácticamente no diferían entre sí, por año el nivel de desarrollo psicomotor e intelectual comenzó a diferir significativamente. El nivel más alto lo alcanzaron los niños cuyas madres confiaban en su desarrollo temprano.
¿Qué explica este hecho? Es simple, esas madres sabían más sobre las capacidades del niño y, por lo tanto, eran mucho más receptivas verbal y emocionalmente. Trabajaron más con los niños, hablaron, seleccionaron material de juego apropiado para su edad y ejercicios estimulantes, les permitieron explorar el mundo que los rodeaba.
Es importante, además de la confianza en el desarrollo temprano de tu bebé, enriquecer tu dieta con platos de pescado y marisco. Los científicos han demostrado que los alimentos que contienen ácidos omega-3, que son ricos en pescado, tienen un efecto positivo en el desarrollo del cerebro del bebé, además, ayuda a prevenir la depresión posparto. Muchas mujeres embarazadas excluyen completamente los mariscos de su menú, por temor al riesgo de daños en el cerebro del niño por compuestos de mercurio, que se acumulan en grandes cantidades en el pescado. El líder del proyecto, el Dr. Cohen, señala que solo los peces grandes, como el pez espada, deben eliminarse de la dieta. Pero es útil diversificar tu menú con bacalao, atún y camarones.
Es por eso que el bebé será el más inteligente si la madre comienza a comunicarse con él y a desarrollarlo desde la cuna, o mejor incluso cuando aún está en el útero.