El divorcio es casi siempre estresante, un calvario. Y para no caer en la depresión después de eso, para no enfermarnos, debemos tratar de tratar este evento de manera psicológica y competente y ver las ventajas en él.
Da rienda suelta a tus sentimientos, no reprimas las emociones, las lágrimas, si te ayudan: recuerda que esto es natural después de un divorcio, date la oportunidad de llorar. Es bueno si hay un "chaleco" adecuado cerca: un amigo o un ser querido confiable y comprensivo. Confíe en él al menos en parte de sus sentimientos: será mucho más fácil respirar.
No te sientes. Actuar ayudará a combatir el resentimiento y la autocrítica innecesarios. Si es posible, haga reparaciones, renueve el apartamento por completo, como desee su alma. Tira las cosas innecesarias de la casa sin arrepentirte, incluidas las que te recuerdan a tu ex cónyuge. Aunque vale la pena conservar lo que te hace sentir bien.
Los colores brillantes son lo que necesita ahora: enriquezca sus muebles, muebles, cambie los colores oscuros de la ropa y los accesorios por colores claros. A partir de colores brillantes, la psique comienza automáticamente a desarrollar emociones positivas, lo que lo pone en un estado de ánimo optimista.
No se encerre en sí mismo, piense en amigos, colegas, familiares: hable con ellos, discuta todo lo que le interese, profundice en sus problemas. Quizás alguien ahora necesita urgentemente su apoyo, anhela su consejo, simpatía, esperando ayuda. Escuche a su corazón no solo en relación con sus problemas.
No juegues con fuego: no ahogues tu dolor en vino, aunque a veces parece una forma fácil de deshacerte de los pensamientos oscuros. Pero sepa que el 80% de las mujeres se vuelven alcohólicas precisamente por un divorcio, una ruptura con un ser querido. Distráete con algo menos destructivo: empieza a aprender un idioma extranjero o practica bailes exóticos. Es una buena idea tener un animal, un gato o un perro. La comunicación con nuestros hermanos menores cura perfectamente las heridas mentales.
Si el insomnio, los dolores de cabeza, la melancolía, la apatía, la autocompasión excesiva no solo no desaparecen, sino que incluso empeoran, entonces es hora de consultar a un especialista. Un psicólogo o psicoterapeuta te ayudará a salir del abismo de la desesperación en tierra firme.