El amor es un sentimiento maravilloso que es inherente a cada persona. Hay amor entre hombre y mujer, amor amistoso y amor entre padres e hijos. El último tipo de este sentimiento se encuentra en todas partes y en todas partes. Sin embargo, a veces se puede escuchar de un niño que no trata a papá ni a mamá con cariño.
¿Es posible que un niño no ame a sus padres?
En Internet, puede encontrar mucha información sobre cómo los padres tratan a sus hijos. Pero prácticamente en ninguna parte se aborda el tema del amor de los niños por sus padres. Parecería, ¿cómo es esto permisible? Pero la realidad es que a veces se crean situaciones desagradables y es extremadamente difícil arreglarlas. Muchos psicólogos están tratando de encontrar problemas como resultado de los cuales un niño, como él cree, deja de amar a sus padres. No existe una respuesta inequívoca a esta pregunta y nunca la habrá, sin embargo, existen varias opiniones objetivas que permiten comprender la situación. Los problemas deben buscarse lo más profundamente posible, ya que los indicadores superficiales pueden ser engañosos. Muy a menudo, el niño deja de amar a uno de los padres, porque en tales situaciones, cuando las personas intentan salvar la situación, las acciones sincrónicas son importantes.
En cualquier conflicto con un niño, los padres deben adherirse a un punto de vista, ya que si uno protege al niño y el otro se involucra en moralizar, lo más probable es que el niño lo trate de manera negativa.
Las razones más comunes de la falta de amor de un niño por sus propios padres
La primera y quizás la razón más común de la falta de amor de un niño por sus padres es la falta de atención. Sucede que los padres permanecen en el trabajo durante mucho tiempo y el bebé se queda en manos de los abuelos, otros familiares o niñeras.
En tales situaciones, el niño pierde la comprensión de quiénes son sus padres y cambia sus sentimientos a los que están cerca.
La segunda causa más común ocurre cuando hay dos o tres hijos en una familia. En tales casos, los niños más pequeños reciben más atención, mientras que los niños mayores se vuelven celosos y resentidos con sus hermanos y hermanas pequeños. El resentimiento acecha y se convierte en agresión, después de lo cual se establece una actitud indiferente hacia los padres y los seres queridos. En esos momentos, es muy importante prestar la misma atención a todos los niños.
La tercera razón no es muy común, pero sí bastante común: la salida de uno de los miembros de la familia del hogar o el divorcio de los padres. Desafortunadamente, uno de los padres que abandona la casa durante un divorcio o como resultado de disputas deja de prestarle al niño la cantidad adecuada de atención, mientras que el niño comienza a creer que no es amado. En algunos casos, el niño incluso comienza a creer que es él quien es la causa de todos los problemas y trata de distanciarse lo más posible de sus familiares, lo que lo lleva aún más a la indiferencia.
Todas estas razones son solo la punta del iceberg. Para los niños, no solo es importante la actitud en la familia, sino también su bienestar. Ningún caso se presta a un análisis sin una consideración detallada, por lo que es importante comprender la esencia del problema y tratar de resolverlo en el nivel más profundo.