Hay muchos rumores contradictorios sobre un matrimonio de invitados. Algunos argumentan que esta unión solo es posible para personas holgazaneras y despreocupadas que piensan solo en sí mismas y no tienen valores en la vida. Otros, por el contrario, creen que todos los pros y los contras de un matrimonio de invitados pueden ayudar en la implementación de muchos planes, proteger a la pareja de los conflictos familiares y traer romance y sensualidad a la relación.
En general, cuántas personas, tantas opiniones. Entonces, ¿qué es realmente un matrimonio de invitados? ¿Qué puede ser? Y lo más importante: un niño en un matrimonio de invitados, ¿es posible? ¿Cómo se sentirá el bebé, estando lejos de uno de los padres, viniendo solo para quedarse unos días? Intentemos resolverlo.
Un matrimonio de invitados es un matrimonio legal en el que los cónyuges viven separados (en diferentes apartamentos, en diferentes ciudades y países), pero al mismo tiempo se visitan, pasan el ocio y las vacaciones juntos, celebran las vacaciones juntos y se reúnen con sus padres. De lo contrario, cada uno tiene su propia vida personal, lo que no implica relaciones ni obligaciones familiares. A veces sucede que marido y mujer tienen un espacio de vida común, pero el hogar es individual. Pero la presencia en el pasaporte del sello correspondiente y la lealtad entre ellos son un requisito previo para un matrimonio de invitados.
Los defensores de las relaciones de "invitados" argumentan que tal matrimonio puede resolver problemas familiares básicos sin dañar a los cónyuges. En particular, creen, alivia a los recién casados del ajetreo diario de la vida cotidiana, les brinda libertad personal y no les quita la energía para resolver los problemas familiares. Además, las personas que viven separadas no tienen los motivos habituales para las peleas de muchos, porque no hay motivo para preguntas tan "populares" como "¿Dónde has estado y por qué volviste tan tarde?" o "¿Valoras tu trabajo más que tu familia?"
El estado de una esposa en un matrimonio de invitados no implica un "ciclo de mujeres en la naturaleza". No se siente cocinera, criada y lavaplatos en una sola persona, sino al contrario, siempre es deseable e interesante para su pareja. Y el marido en este caso no es un "gemelo" del sofá y una "continuación" lógica del mando a distancia del televisor. Siempre está bien afeitado, en forma y sigue siendo sexualmente atractivo.
Los opositores a la unión de invitados dicen que se desmorona ante las primeras dificultades, aunque sean temporales (enfermedad, crisis económica familiar, etc.), porque se basa en relaciones contractuales y no en sentimientos contrastados por el tiempo. Además, las personas que no están de acuerdo con esta forma de matrimonio justifican su opinión por el hecho de que una relación tan abierta es más beneficiosa para un hombre: no le debe nada a nadie. Y la carga de criar a los hijos de esos cónyuges recae sobre los hombros de las mujeres. Mientras que en una familia tradicional, estas preocupaciones se dividen por igual.
Los opositores atribuyen el lado negativo del modelo de matrimonio invitado a la ausencia en nuestro país de condiciones favorables (económicas y sociales) para su normal funcionamiento. También creen que estas relaciones se basan principalmente en la satisfacción legalizada de los deseos sexuales de las parejas. Y, en cuanto la “calidad” de los placeres de la cama desaparece o decrece, el matrimonio mismo deja de existir, porque los cónyuges ya no están unidos por nada.