La singularidad de Internet no es solo que es una fuente accesible de información. Internet es un método para combatir el aburrimiento, un remedio para la soledad. Además, Internet satisface las necesidades de las personas para aprender y proporcionar habilidades interpersonales. Lo que es interesante y emocional fascina a cualquier edad.
El atractivo de Internet es tan diverso y multifacético que existe un peligro real de caer en una dependencia psicológica del pasatiempo ilimitado de Internet. Este problema es especialmente común entre los adolescentes. Cuando está solo, sin la ayuda de personas ajenas, no hay forma de hacer frente a este problema.
Hay factores que pueden afectar la percepción inadecuada de la información recibida. Un adolescente bajo la influencia de un deseo insensato de "estar en línea" no crea nada útil y actúa solo en su propio detrimento, perdiendo la noción del tiempo. Tales factores pueden llamarse trampas psicológicas, su aparición depende de muchas razones.
En primer lugar, aquellas personas que, en la sociedad que les rodea, experimentan una falta de comunicación, caen en un estado de dependencia. Como resultado, tienden a comunicarse en línea. Después de todo, allí puede encontrar muchas personas que podrán escuchar. Surge la ilusión de que una persona no está sola. Es en este caso que es fácil pasar del mundo real al mundo virtual, porque puedes expresarte en él.
Todo el mundo quiere parecer bueno e interesante. Esto se vuelve bastante posible con un conocido virtual. Después de todo, no es necesario trabajar en la construcción de relaciones confiables y de confianza, puede demostrar fácilmente solo pensamientos positivos, mostrando solo sus mejores lados. Además, siempre existe la oportunidad de encontrar otro: un nuevo interlocutor, por lo que no hay miedo a perder relaciones virtuales. Aparece un espacio cerrado, lleno solo de relaciones artificiales y vacías.
Muy a menudo, los adolescentes en la red se prueban los roles de personas de una edad diferente, de un género diferente. Esta oportunidad, de vivir una vida divertida, misteriosa y emocional, es interesante y puede desarrollar la personalidad del adolescente. Pero, por otro lado, el niño corre el riesgo de jugar demasiado, perdiendo las características individuales de su personalidad.
Otro problema es que al comunicarse en línea, la gente tiende a pensar en una imagen de su interlocutor. Al ser capturado por la ilusión de una imagen inventada, un encuentro real con esta persona puede llevar a la decepción. Como resultado, la inconsistencia con la realidad hace que no transfiramos las relaciones virtuales a la vida real. Un adolescente elige deliberadamente su propio mundo para sí mismo: el mundo de Internet, se va a este mundo de fantasía y borra las fronteras con el mundo real.