Muchos niños son susceptibles a enfermedades estacionales, especialmente durante el período de otoño e invierno. Para prevenir la enfermedad de un niño, es necesario fortalecer el sistema inmunológico con anticipación, ya que se necesitan al menos dos meses para preparar el cuerpo para la protección.
Si un niño suele estar enfermo, lo primero que debe hacer es comunicarse con un pediatra que lo examinará y le recetará pruebas. Además, es posible que deba consultar a especialistas limitados, como otorrinolaringología, dentista. Dado que la causa de un sistema inmunológico debilitado pueden ser enfermedades crónicas e incluso caries dentales.
No ignore el estado de los intestinos. Las principales sustancias necesarias que ingresan al cuerpo con los alimentos son absorbidas por los intestinos. El intestino también está poblado de células linfoides inmunocompetentes que continuamente defienden el cuerpo. Por tanto, el estado del intestino está directamente relacionado con el estado general del organismo. Para que los intestinos funcionen bien en un niño, es necesario que el niño reciba agua mineral sin gas y productos lácteos para beber. Para aumentar la inmunidad en el verano, es recomendable beber un curso de caldo de avena.
Un curso de vitaminas empapado en verano tendrá un buen efecto profiláctico estimulante en el cuerpo del niño, porque incluso al comer verduras y frutas frescas en verano, el cuerpo del niño no tiene tiempo para ganar la cantidad de vitaminas y microelementos necesarios para su protección..
Como medida preventiva, debe beber medicamentos que fortalezcan el sistema inmunológico, como ginseng, eleuterococo, raíz de regaliz, hierba de limón.
Y otro medio de aumentar la inmunidad será el desarrollo físico activo del niño. El ejercicio puede ayudar a proteger a su bebé de los resfriados.