La crisis de edad no se limita a los adultos. También es característico del período infantil del desarrollo humano.
Así que han pasado tres años desde que la felicidad llegó a la familia en forma de un niño que gritaba. Cuántos durante este tiempo sucedieron por primera vez: el primer diente, la primera palabra, la primera letra. Los pezones y los pañales quedan atrás, una gran vida por delante. Y ahora, ha llegado la edad (2, 5–3 años), cuando el bebé ya está comenzando a prepararse para una vida independiente, muestra su carácter, se vuelve terco en la defensa de sus deseos, a menudo argumenta para demostrar que tiene su propia opinión. (nada que sea directamente opuesto a la opinión de los adultos). Esta es una manifestación de la personalidad de una personita.
Para detener la manifestación negativa de la individualidad de un niño, es necesario conocer la psicología del niño y sus necesidades. Tres años es la edad en la que el bebé necesita comunicarse con sus compañeros. Por lo tanto, una visita a los clubes de desarrollo temprano de los niños, el jardín de infantes será el camino. No es necesario que reaccione de manera muy emocional a las lágrimas y los caprichos del niño. Quizás esto sea solo desobediencia, o quizás una crisis que no termina cuando el niño obtiene lo que quiere. Una crisis es un cambio en su comportamiento y no desaparecerá rápidamente.
Para mantener la situación bajo control, uno no debe precipitarse a los extremos: permitir todo o prohibir todo. Pero hay momentos, y un niño debe conocerlos, en los que no se puede desobedecer a los adultos: por ejemplo, al cruzar la calle, debe tomarse de la mano de un adulto, no debe tirar basura, ser descortés con la gente. Por otro lado, se le puede permitir hacer bromas cuando sea apropiado, por ejemplo, tumbado en la nieve.
- Una regla importante de la crianza es esta: la palabra "no" debe ser razonada ("No debes tocar la estufa: puedes quemarte").
- Uno de los momentos educativos importantes, probado por el tiempo, es la terapia de cuento de hadas. Después de todo, en cada cuento de hadas hay bien y mal. Leer cuentos de hadas permite discutir las acciones de los héroes, evaluarlas.
- Un niño de 3 años debe tener la oportunidad de mostrar su independencia donde quiera: ponerse una chaqueta, ponerse los zapatos, ayudar a llevar una bolsa, entregar los anteojos. Lo principal es no olvidar elogiarlo por esto.
- Los adultos solo necesitan aprender a no levantar la voz al niño. A veces es bastante difícil, pero al fin y al cabo, son adultos, por lo que los jóvenes pueden aprender de sus ejemplos. Ante el llanto del niño hay que decir que se le comprende, intentar encontrar un compromiso o llamar su atención con otro tipo de acción.
- Al final, un psicólogo profesional puede ayudar a los padres a influir en el niño. Los consejos correctos podrán regular el comportamiento del bebé y ajustar las acciones de los padres para que su comunicación con el niño sea mutuamente placentera.