Cualquier madre quiere ser ideal para sus hijos. Los orígenes de tales deseos se toman generalmente de los recuerdos de la propia mujer. Quiero darle a mi hijo una infancia aún más feliz que la que tuvo. Pero en la práctica, no es tan fácil aceptar la opinión y el estilo de vida de otra persona.
Instrucciones
Paso 1
Comprenda de dónde vino su modelo de crianza adoptiva. Lo más probable es que te estés asociando con tu infancia. Sea lo que sea, un deseo razonable será hacer la vida de su bebé aún mejor, aún más feliz. Este es, sin duda, un buen objetivo, pero establece límites precisos para las medidas educativas. Un enfoque extremo en la independencia del niño o en la custodia excesiva solo perjudicará. Trate de sentir cuándo se necesita su preocupación y observe el momento después del cual es importante que él comience a tomar decisiones independientes. No temas que se equivoque. Es importante que cualquier persona adquiera su propia experiencia de vida única.
Paso 2
No importa lo trillado que pueda parecer este consejo, póngase en la piel de un niño. Sea sincero consigo mismo. Reflexionando, entenderás que es muy ofensivo cuando no aceptan el punto de vista elegido, no comparten aficiones e imponen un rumbo de vida innecesario. Si realmente desea que su hijo sea feliz, déjelo vivir su vida, cometer errores y perseguir sus sueños. Déjelo crecer hasta convertirse en quien realmente quiere convertirse. Y si querías ser médico, no creas que él necesita lo mismo.
Paso 3
Para comprender mejor a su hijo, intente mirar el mundo a través de sus ojos. Esto puede requerir su paciencia y atención, pero el resultado no tardará en llegar. Trate de entender por qué le fascinaban determinadas actividades, profundice en los detalles, observe más de cerca a sus amigos. No son necesariamente malos, porque por alguna razón el niño los eligió. Piénselo, tal vez sus camaradas no siempre se adaptaron a los padres. Recuerde su infancia con más detalle, entonces será mucho más fácil entender al niño y hacerse amigo de él.