La cena es una parte importante de la dieta diaria de un niño. Si no se alimenta al bebé, no podrá dormir tranquilo porque tiene hambre. Si se excede, el sueño inquieto para él, aún más, está garantizado. Por eso, es muy importante que la cena del niño no solo sea sabrosa, sino también equilibrada.
Principios básicos de la cena
La cena no tiene por qué ser pesada. Para un niño, es mejor prepararlo con alimentos ligeros que el bebé no haya comido durante el día. Por lo tanto, el cuerpo del niño recibirá todos los nutrientes necesarios y, al mismo tiempo, el estómago y el hígado no experimentarán una sobrecarga durante el sueño.
Esto, por supuesto, es una regla general, a la que hay excepciones. Sucede que el bebé comió mal durante el día, y por la noche tuvo hambre y está listo para una cena abundante. En este caso, no debe rechazar al niño. Solo necesita posponer dicha cena para un momento anterior.
Es mejor si la cena del niño no es monótona. Cada vez que sirve un plato nuevo, no reprime el interés del niño por la comida ni le da forma a sus gustos, por lo que le estará agradecido en la vida adulta.
Alimente a su bebé a más tardar 2 horas antes de acostarse. Este tiempo es suficiente para que los órganos involucrados en el proceso de digestión hagan su trabajo principal para poder descansar por la noche.
Nunca obligue a un niño a comer de todo. Si el bebé está cansado y se queda dormido sin cenar, no se preocupe ni trate de alimentarlo adormilado. Un sueño saludable es más importante que cualquier cena.
¿Cuáles son los mejores alimentos para la cena de un niño?
Las verduras se consideran ideales para la cena de un niño. Puede cocinar chuletas de zanahoria o remolacha, guiso de verduras, varios guisos, puré de papas para su bebé. A muchos niños no les gustan las verduras ni las comen. En este caso, puede ofrecer una tortilla o papilla de leche y servir crutones de pan.
Si el niño no come papilla de leche, se puede cocinar en agua. Es mejor no darle carne al niño por la noche, pero si aún desea hacerlo, deténgase en la carne de pollo o conejo. Estos tipos de carne son de fácil digestión.
Si el niño no ingirió productos lácteos fermentados durante el día, un vaso de kéfir, yogur o yogur sería una gran cena para él. Es poco probable que un niño abandone la cuajada dulce con frutas o bayas. A los niños también les encantan los pasteles de queso y las cazuelas de cuajada.
Si tu pequeño es un gran amante de la pasta, puedes ofrecerle sopa de leche con pasta o hacer una cazuela. Un niño puede tomar la cena con compota, té, leche. Todo depende de las preferencias del bebé. Lo principal es no dar demasiado líquido. Un vaso será suficiente.
Todas estas son recomendaciones generales, porque cada niño tiene sus propios gustos. La tarea de la madre es adaptarse a los gustos de su hijo y preparar una cena deliciosa y saludable.