Para un adulto, la pérdida o pérdida de audición es un problema muy grave. Pero la pérdida de audición en un niño pequeño es mucho más peligrosa. Hay muchas razones para este fenómeno. Ante los primeros signos de pérdida auditiva o sordera en un niño, es necesario visitar a un otorrinolaringólogo pediátrico.
Los niños aprenden a hablar imitando a los adultos, por lo tanto, la audición normal es una condición indispensable para el buen desarrollo del psico-habla de un niño. Un niño con problemas de audición o que no oye nada, por regla general, se queda atrás en el desarrollo mental de sus compañeros. Las dificultades de comunicación son inevitables para un niño así, le resulta difícil estudiar en una escuela normal. La sordera no tratada a una edad temprana puede provocar mudez y discapacidad.
Hay dos tipos de sordera: congénita y adquirida. La forma congénita es cuando se altera la formación de los órganos auditivos en el embrión. Esta forma de sordera se subdivide en hereditaria y no hereditaria. La sordera adquirida es consecuencia de daños en los órganos auditivos por todo tipo de efectos adversos. La pérdida de audición adquirida puede ser causada por lesiones en el oído y el cerebro, tumores, trauma por ruido. Varias enfermedades también contribuyen a la pérdida auditiva en la infancia. Vegetación adenoidea, amigdalitis, rinitis posterior hipertrófica, sarampión, escarlatina, etc. Por ejemplo, con la escarlatina, el proceso inflamatorio de la garganta pasa fácilmente al oído medio y provoca consecuencias peligrosas, a menudo irreversibles.
La causa de la forma de sordera congénita no hereditaria es el daño a los órganos auditivos del embrión. Básicamente, esta sordera es consecuencia de la exposición del feto durante el embarazo a diversas infecciones y virus (sífilis, rubéola, citomegalia). Esta sordera no se hereda.
La mitad de todos los casos de sordera en niños son formas hereditarias. Las causas de la pérdida auditiva hereditaria congénita son alteraciones en los genes que transportan información sobre el desarrollo de los órganos auditivos fetales. A menudo, estas fallas están presentes en los organismos de los padres, el bebé solo las hereda. La sordera hereditaria se transmite de generación en generación.