El gaslighting es un método de violencia psicológica en la familia, cuando uno de los socios está devaluado. Este efecto se logra por la posibilidad de manipulación, reduciendo la autoestima de la víctima.
El gaslighting es una forma de abuso psicológico cuando una persona manipula a otra, tratando de confundir y distorsionar la información. Como resultado, aparece un sentimiento en una persona que ha sucumbido a tal impacto, en su adecuación, objetividad de sus propios recuerdos. Los hombres lo utilizan a menudo para establecer el control. Un ejemplo sería la traición, cuando uno de los socios convence al otro de que en realidad no hay nada. En las relaciones donde se practica el gaslighting, se puede escuchar: "Fue una broma", "Relájate". La pareja desarrolla un sentimiento persistente de culpa por reaccionar de forma exagerada o exagerada.
¿Por qué los hombres encienden el gas?
El propósito de tal violencia es cambiar la percepción de la situación actual, hacerle dudar de lo que está sucediendo. Las formas de este comportamiento son diferentes. Por ejemplo, la negación de los hechos, la devaluación de las emociones, un mensaje a una percepción inadecuada de lo que está sucediendo. Hacer frente a esta actitud es más difícil porque, a diferencia del abuso físico y las amenazas directas, es difícil demostrarlo.
Con el tiempo, la víctima se adapta al abusador y es posible que ni siquiera se dé cuenta de que necesita ayuda. Intenta complacer al otro lado, olvidándose de sí misma, de su propia comodidad. Un punto importante: si una persona realmente ve la situación de manera diferente, comienza a convencer en su versión, este es un diálogo. Gaslighting comienza cuando se trata de engañar o distorsionar deliberadamente la reacción. Con tales acciones, los sentimientos se devalúan.
Anteriormente, dicha violencia psicológica se utilizaba en servicios especiales para desmoralizar a una persona, para ejercer presión psicológica sobre ella. A veces cambian muebles en casa, envían extraños. Todo esto contribuye a la creación de un sentimiento de inseguridad e inseguridad en el otro lado. A veces se convierte en la causa del suicidio.
La víctima en tal relación siempre pasa por varias etapas principales:
- Negación. Da la impresión de que no ha sucedido nada grave, ha surgido el malentendido habitual.
- Duda. Una persona comienza a dudar de sí misma, de la adecuación de su percepción, intenta probar su punto de vista.
- Adopción. Después de una exposición prolongada, la víctima comienza a confiar en el hombre que provocó la situación, deja de evaluar correctamente la situación actual.
En la última etapa, pueden ocurrir depresión, trastornos de ansiedad y disminución de la autoestima.
Tecnicas basicas
Los encendedores de gas dicen mentiras con aire inexpresivo. Hacen esto específicamente para crear un precedente. El objetivo principal en este caso es crear dudas. Niegan haber hablado de algún hecho a pesar de la presencia de pruebas irrefutables, por lo que la víctima duda de la realidad de lo que está sucediendo. La persona comienza a pensar que la conversación es producto de la imaginación.
Encendedores de gas:
- Les gusta tocar los puntos doloridos, por ejemplo, los hombres a menudo le dicen a una mujer en tales situaciones que no deben tener hijos.
- A menudo, las manipulaciones continúan durante mucho tiempo. Primero aparece una mentira, luego otra. Todo esto se complementa con comentarios sarcásticos. A medida que el ataque gana impulso gradualmente, cualquiera puede caer en la trampa.
- Las palabras dejan de coincidir con las acciones. Si una mujer siente presión psicológica, es importante observar las acciones, no las palabras.
Otro signo es la aparición repentina de elogios. Primero, el hombre subestima los méritos y luego comienza a elogiar. La mujer tiene la sensación de que las cosas no están tan mal. De hecho, esta es una situación creada especialmente para desestabilizar el estado. Como resultado, la persona vuelve a abandonar la situación de duda.
En casi todos los casos, el manipulador intenta debilitar a la persona. La situación se agrava cuando se intenta poner a las personas que los rodean en contra de la pareja. Debido a todas estas técnicas, la persona que está siendo influenciada comienza a experimentar ansiedad y ansiedad. Empieza a vivir en previsión de nuevos ataques. La víctima puede tener dudas sobre su valía.
La dinámica en tal relación es siempre la misma: el encendedor de gas ataca y la víctima se defiende. El manipulador rara vez habla de sus debilidades o defectos, incluso con un poco de crítica, distrae la atención de sí mismo, lanza un nuevo círculo de acusaciones, afirmaciones falsas.
¿Qué hacer?
Si desea salir de la situación, debe estar preparado para salir por completo de esta relación. Ésta es la única forma de cambiar el equilibrio de poder. En un entorno familiar, esto es muy difícil de hacer, ya que una mujer a menudo experimenta una amplia gama de sentimientos, entre los que puede haber amor. La única opción es cambiar la relación. Pero esto debe hacerse de dos formas. Si el encendedor de gas no quiere cambiar, todo seguirá igual.
Otra forma de salir de la situación es ponerse en contacto con un grupo de apoyo para casos de violencia doméstica o con un psicoterapeuta. No debe renunciar al apoyo amistoso en tal situación. Lo peor que puede hacer una mujer es empezar a sentir lástima por sí misma. Si el manipulador se refiere a su mala memoria al atacar, anote momentos especialmente importantes en un cuaderno o en una grabadora de voz. No te veas por provocaciones. Cuando la conversación vaya en la dirección equivocada, deténgala de inmediato.