El autismo es un trastorno que se manifiesta en la incapacidad del niño para formar vínculos sociales. Sumerge al bebé dentro de sí mismo, lo hace realizar acciones y hechos que son incomprensibles para quienes lo rodean. El autismo puede manifestarse tanto en formas leves, cuando el niño, en el examen inicial, parece estar absolutamente sano, como en formas graves, caracterizadas por signos evidentes de discapacidad mental.
Otra forma de percepción
Desde el comienzo de la vida, la forma en que un niño con autismo construye sus relaciones con los demás se expresa en manifestaciones muy extrañas, esto se aplica tanto a los forasteros como a su propia madre. Es posible que los niños simplemente no noten la presencia de otras personas, se nieguen a jugar con sus compañeros, tengan trastornos de la comunicación, desviaciones del desarrollo normal del aparato del habla y tengan un control deficiente de sus propias extremidades.
Las personas autistas a menudo no pueden mantener diálogos o expresar claramente sus pensamientos, sus frases y fragmentos de oraciones causan dificultades incluso para familiares y amigos. No prestan atención a la voz, evitan el contacto visual.
Los niños autistas se caracterizan por una mayor sensibilidad a los fenómenos ambientales, pueden ser sensaciones táctiles y sensoriales. Es posible que el paciente no tolere la sensación de que la ropa toque la piel, odie caminar sobre la hierba o la arena con los pies descalzos y sea muy consciente de las compañías ruidosas o la música. Como regla general, las personas autistas sufren de fobias agudas, temen las puertas cerradas, el agua, los zumbidos, los brotes.
Socialización y rechazo
Estos niños a menudo muestran una reacción muy extraña a las cosas cotidianas o eventos familiares para muchos, se rodean de todo tipo de rituales: exigen usar solo una toalla determinada, leer solo ciertos libros o revistas, piden cocinar la misma comida.
El niño puede repetir las mismas acciones, por ejemplo, balancearse de un lado a otro, tocar el violín con los dedos, el cabello. Todos los intentos de otros por detenerlo causan una agresión irrazonable.
Las personas autistas están obsesionadas con girar y desenroscar objetos, pueden sentarse durante horas para la misma acción simple. Una manifestación muy extraña del autismo es un amor irracional por las cosas, un niño puede amar apasionadamente un clip, una hoja de papel, un lápiz.
Los niños autistas, a diferencia de los niños normales, no necesitan la presencia constante de sus padres, no les siguen los talones, pueden sentarse durante horas solos, son tacaños con las emociones que muestran a través del llanto, los gritos o los gestos.
A pesar de todo lo anterior, los niños autistas no pueden ser llamados estúpidos, muchos de ellos muestran talentos especiales en matemáticas, música, pintura.