¿Qué Hace A Una Dama Diferente De Otras Mujeres?

¿Qué Hace A Una Dama Diferente De Otras Mujeres?
¿Qué Hace A Una Dama Diferente De Otras Mujeres?
Anonim

El atractivo de "dama" implicaba inicialmente que la dama tenía un título de nobleza sobre su origen o en relación con el matrimonio, lo que, además de los privilegios, le otorgaba una gran responsabilidad. Con el tiempo, la sociedad cambió, se crearon nuevas formaciones, pero siempre han existido mujeres que se comportan con dignidad y poseen las cualidades de una verdadera dama.

¿Qué hace a una dama diferente de otras mujeres?
¿Qué hace a una dama diferente de otras mujeres?

Una verdadera dama siempre es disciplinada. Ella sabe muy bien que no puedes exigir a los demás lo que no haces tú mismo. Se abstiene de hacer promesas o decir demasiado. Si hizo alguna promesa, sin duda se cumplirá. La dama no llega más de un cuarto de hora tarde a una reunión, pero no esperará más que esta vez. Otros no tendrán que estar nerviosos por sus cambios de humor. El comportamiento de la dama es impecable. Para una verdadera dama, la apariencia es un tributo a quienes la rodean. Exteriormente, se puede reconocer por su postura. Ella siempre mantiene la espalda recta. En cualquier circunstancia, una dama así se sienta elegantemente. Sabe cómo conducir una conversación controlando su voz y sus emociones. Una verdadera dama se viste apropiadamente para el lugar y la hora del día, y no usa ropa ajustada o transparente. No escatima en bolsos y zapatos y prefiere prendas femeninas que le den bienestar y confianza a su apariencia. En el mundo de la moda, este estilo de ropa se llama "clásicos tranquilos". Una dama siempre trabaja sobre sí misma, tratando de mantener la claridad y el orden en todo lo que está bajo su control. Ella está sinceramente interesada en lo que sucede a su alrededor, no sucumbe a la apatía. La dama es democrática. Sin embargo, esto no debe confundirse con la promiscuidad. Una mujer democrática es aquella que le habla a todo el mundo de manera amable y cálida, sin recurrir al argot y la libertad de expresión en un esfuerzo por hablar con todo el mundo en su idioma. La dama mantiene su distancia. No se trata de arrogancia, sino del hecho de que en el proceso de comunicación evita meterse en situaciones ambiguas. Entonces, una verdadera dama es educada, educada, conoce su propio valor, sabe cómo presentarse y dejar una buena impresión de sí misma. Tiene un comportamiento tranquilo, un habla natural modesta. La dama nunca desprecia abiertamente a nadie, sintiendo tierna lástima por los ignorantes y desafortunados.

Recomendado: