Los niños no siempre crecen obedientes, honestos, responsables. Y muy a menudo los padres tienen la culpa de esto. No le dan al niño la cantidad adecuada de calor y cuidado. Y él se rebela en respuesta, miente, es grosero.
Instrucciones
Paso 1
Los niños pequeños aman a sus padres, sean lo que sean. La comprensión del entorno llega más tarde, a la edad de seis o siete años. Hasta este punto, el niño continúa respetando y apreciando incluso a los padres más fríos e insensibles emocionalmente solo porque están con él desde que tiene memoria.
Paso 2
Entre los seis y los siete años, cuando aumenta la necesidad de interacción social, el niño comienza a aprender que hay otras familias en las que los niños son verdaderamente amados. Se comunica con amigos y compañeros de clase que le cuentan lo amables y buenos que son los padres, cómo aman y valoran a sus hijos. El niño comienza a comparar el comportamiento de los familiares de sus amigos con el de su propia mamá y papá. Y la comparación a menudo no favorece a la familia. Luego, el niño intenta averiguar por qué sucedió esto.
Paso 3
Cuando un niño trata de averiguar a través de los adultos por qué lo tratan con tanta frialdad o dureza, no puede formular preguntas con precisión, por lo que hace preguntas importantes. Por ejemplo, "por qué me diste a luz", "qué harías si yo no estuviera allí", etc. Preguntas semejantes y similares deberían alertar a los padres amorosos. Porque, a partir de las respuestas, el niño construye una actitud más hacia sus padres.
Paso 4
Después de repensar la situación en la que el amor inconsciente pasa o no pasa al amor consciente, el niño comienza otra comunicación con los padres. Si el bebé está convencido de que es amado y apreciado, está imbuido de confianza en sus seres queridos, los dedica a todos sus problemas, pide ayuda. Si el niño se da cuenta de que sus padres no lo tratan con demasiada calidez, cumpliendo con sus deberes solo porque no hay nadie más que lo haga, y no por amor a su propio hijo, se aísla. El niño ya no les muestra a mamá y papá que son sus seres queridos, comienza a comportarse de manera retraída o, por el contrario, a ser grosero. Todo esto se hace con el fin de evocar en los seres queridos al menos algunas emociones que puedan dejar claro que el niño no les es del todo indiferente.