El efecto de alimentar a un niño a una edad temprana puede estar mediado por el sobrepeso en la edad adulta, ya que este es un factor de riesgo de hipertensión. La lactancia materna (Lactancia materna) crea solo un efecto protector moderado contra el exceso de peso corporal en la edad adulta, por lo que es poco probable que se produzca un efecto significativo a través de este mecanismo.
Los niveles de colesterol total y lipoproteínas son un factor significativo en el riesgo cardíaco. Se cree que estos indicadores pueden ser programados por eventos de la primera infancia, en particular la intensidad del crecimiento y la alimentación en la infancia.
El análisis de esta relación mostró que el nivel promedio de colesterol total en la infancia fue más alto en los niños que tomaban HB, pero en los adultos que fueron amamantados, fue más bajo. En el meta de la OMS, que incluyó 23 de 37 publicaciones conocidas sobre este tema, no se encontró asociación alguna entre la hepatitis B y los niveles de colesterol en una edad posterior, lo que se debe, en particular, a la heterogeneidad de estos estudios, causada principalmente por la diferencia de edad. Y, sin embargo, al analizar los datos sobre adultos mayores de 19 años, resultó que el nivel promedio de colesterol en las personas que fueron amamantadas era 0.18 mmol / l más bajo que el de las que fueron alimentadas artificialmente. Al analizar datos similares en niños y adolescentes, no se encontró asociación estadísticamente significativa. Un análisis de subgrupos adicional mostró que los niveles de colesterol eran más bajos cuando la HS duraba más de 3 años, pero los resultados no fueron estadísticamente significativos. Este metanálisis muestra que la asociación entre HBs y niveles de colesterol depende de la edad. En niños y adolescentes no se observó el efecto de la HS sobre este indicador, pero el nivel de colesterol en los adultos que fueron amamantados fue menor y ascendió a 5.7 mmol / l, que fue un 3.2% menor que en los que fueron alimentados artificialmente.
Posibles mecanismos de defensa.
El contenido de colesterol de la leche materna es significativamente más alto que el que se encuentra en la mayoría de los sucedáneos de la leche materna comerciales. La ingesta alta de colesterol en la infancia puede tener un efecto a largo plazo en la programación de la síntesis de colesterol mediante la regulación a la baja de la hidroximetil-glutaril-coenzima A (HMG-CoA). Esta hipótesis está respaldada por estudios experimentales en los que la alta exposición al colesterol en animales jóvenes se acompañó de una disminución de los niveles de colesterol en sangre a una edad posterior. Así, se ha propuesto considerar la programación del perfil lipídico del colesterol alto en la leche materna como un mecanismo potencial de asociación entre la duración de la hepatitis B y el colesterol bajo en una edad posterior.