La transición al primer grado es un evento muy importante para un niño y un adulto. A partir de esta etapa comienza una vida completamente diferente, nuevas reglas, un nuevo régimen, nuevas dificultades. En cualquier caso, el niño necesitará la ayuda de sus padres para adaptarse al nuevo régimen, para sentirse parte de la clase, para aprender a controlar su día y su trabajo.
A menudo sucede que el niño no difiere en el éxito académico particular. Quizás algo sea más difícil para él, pero algo es más fácil. Luego, los padres descontentos intentan resolver el problema con una variedad de métodos, a veces duros. Por ejemplo, prohíba salir a caminar, ver su caricatura favorita o jugar, creyendo que al hacerlo empujarán al niño a estudiar. Pero la mayoría de las veces ocurre lo contrario: el niño se resiste y habla negativamente sobre el aprendizaje.
Esta actitud hacia la educación se desarrolla gracias al castigo de los padres, porque el niño traza un paralelo y cree que es la escuela la culpable de todas sus prohibiciones. Por supuesto, esto no se manifestará de inmediato, pero si la situación se repite con regularidad, esta es exactamente la actitud que tendrá el niño. Por lo general, este problema dura hasta el final del año escolar y, en un caso desatendido, hasta la adolescencia.
Para comprender al niño, los padres deben recordar cómo eran cuando ingresaron al primer grado, lo difícil y emocionante que fue. Si un estudiante tiene alguna dificultad, puede recurrir a psicólogos. Este especialista puede ayudar a comprender diferentes situaciones y al niño y a sus padres. Y lo más importante es mantener la confianza en la familia.
Los padres deben construir su relación con el bebé para que siempre pueda acudir a ellos en busca de apoyo. El niño debe sentirse comprendido, amado y apreciado. Necesita saber que no quieren que lo lastimen, sino que solo lo cuiden. Un psicólogo puede jugar un papel importante en este asunto. Puede ayudar a una familia a mantener una relación de confianza.
Es muy común que los padres crean que cuanto más aprende un niño, mejor. Pero, como cualquier persona, el bebé debe descansar, especialmente cuando se trata de caminar al aire libre. Por lo tanto, para que el niño no se indigne y no hable negativamente sobre las innovaciones, los padres deben hablar con él y discutir una nueva rutina diaria, que incluirá tanto el estudio como el descanso.
Hay niños que quieren ir a secciones deportivas o creativas, pero los padres piensan que esto no es tan importante como estudiar. Están engañados. Porque no te olvides de los intereses y aficiones del niño. Además, un cambio de actividad es el mejor descanso, sobre todo cuando es bueno.