La ambición es el deseo de alcanzar el éxito, la fama y hacer carrera. A primera vista, no hay nada de malo en este esfuerzo. Después de todo, son precisamente las personas ambiciosas y decididas las que a menudo son la "fuerza impulsora" del progreso social, científico y tecnológico. Además, el éxito logrado significa riqueza material, bienestar, que es muy importante. Sin embargo, la ambición también puede tener rasgos negativos.
¿Qué tiene de bueno la ambición?
Una persona que decide triunfar debe demostrar trabajo duro, perseverancia, perseverancia. Y para esto, necesita la capacidad de superar la pereza, renunciar a muchas tentaciones, entretenimiento, concentrar todos los esfuerzos en el objetivo principal. Esto disciplina a una persona, desarrolla fuerza de voluntad y determinación en ella.
Independientemente de si se logra el éxito o no, la fuerza de voluntad y la perseverancia siempre serán útiles para una persona en la vida.
En nuestra época de dura competencia, para conseguir un trabajo bien remunerado, es necesario demostrar perseverancia, la capacidad de "presentarse" desde el mejor lado, para interesar a un posible empleador. Es decir, ser un arribista en el buen sentido de la palabra. Es mucho más fácil para una persona ambiciosa hacer esto que para un hombre modesto y tranquilo. Una persona ambiciosa logra más en la vida, confía en sus habilidades.
¿Cuáles son los lados negativos de la ambición?
Los estudios realizados en varios países occidentales por sociólogos y psicólogos han demostrado que las personas ambiciosas tienen más probabilidades de lograr el éxito, ganan más que las personas que no se fijan metas altas, pero que también se sienten mal con más frecuencia, experimentan estrés psicológico, deprimirse. El deseo de lograr el éxito, por supuesto, a menudo se convierte en problemas para comunicarse con otras personas.
Las personas ambiciosas también desarrollan a menudo el "síndrome del estudiante excelente", que puede llevar a un miedo constante a no estar a la altura, a cometer un error y, como resultado, a un aumento de la irritabilidad y el nerviosismo.
La ambición a veces conduce a un fenómeno aparentemente paradójico: una persona que ha alcanzado la fama, que ha hecho una carrera, es indiferente a su éxito y, a veces, incluso se pregunta: “¿Por qué era necesario? ¿Para qué fue el esfuerzo? " Pero esta paradoja es solo aparente. El hecho es que si el camino hacia el éxito fue demasiado largo y difícil, una persona puede simplemente "agotarse", sentirse moralmente devastada, cansada. Como resultado, no estará interesado en hacer su propio negocio.
Además, un enfoque excesivo en lograr el éxito puede llevar al hecho de que una persona no tenga una vida familiar o relaciones con amigos y colegas. Por eso, debemos recordar que todo es bueno con moderación. Esta regla universal también se aplica a personas ambiciosas.