Cuando falten uno o dos años antes de que el niño ingrese a la escuela, no se pierda el momento: este es el mejor momento para comenzar a inculcarle el amor por el aprendizaje. Es a esta edad cuando los bebés son extremadamente curiosos y receptivos a la nueva información. Sus cerebros se están formando activamente y, por lo tanto, funcionan con la máxima eficiencia.
Instrucciones
Paso 1
Durante este período, los padres deben prestar mucha atención al bebé y estimular deliberadamente su deseo de aprender cosas nuevas, así como desarrollar sus horizontes y erudición. En los departamentos de literatura educativa de las librerías, puede comprar muchos manuales para niños en edad preescolar, que de manera lúdica ayudarán al niño a dominar el material necesario y a sentar las bases del amor por las clases.
Paso 2
Al estudiar con un bebé, los padres deben trazar una línea en la mente del niño entre la adquisición de conocimientos y las buenas calificaciones, inculcando las prioridades correctas desde la edad preescolar. El niño eventualmente debe comprender que lo principal es dominar el material y no una marca por su conocimiento. Curiosamente, en muchas familias, los niños son elogiados y recompensados por sus buenas calificaciones, y no por sus conocimientos demostrados, y esta tendencia se remonta al jardín de infancia. Como resultado, el conocimiento del niño sigue siendo superficial y se "evapora" rápidamente si estudia en la escuela sólo por las notas.
Paso 3
Otro punto no menos importante es la actitud psicológica del niño. Los padres entienden lo que hay que hacer en la escuela, y un niño que nunca ha estado allí soporta una pesada carga de responsabilidad y siente miedo a lo desconocido. Por lo tanto, hable sobre la escuela con interés, pero no embellezca la realidad; tales fantasías pueden llevar al resultado opuesto. Al llegar a la escuela, el niño verá cómo es realmente y se sentirá engañado, lo que puede desanimarlo de todo deseo de aprender.
Paso 4
Las conversaciones explicativas se pueden utilizar para lograr una actitud psicológica bien formada, que será la clave del éxito en el trabajo que tenemos por delante. El niño debe imaginar qué responsabilidades en el futuro se le asignarán a sus frágiles hombros. Y para que el miedo no se apodere de su mente, puedes trazar y preparar con antelación una rutina escolar, presentando todo ello de una forma lúdica y entretenida.