Cuando un niño llega a la adolescencia, los padres notan que su relación con él se vuelve tensa y difícil, y en ocasiones incluso insoportable. Este problema ocurre con mayor frecuencia en nuestra vida diaria. El niño comienza un período de transición de la infancia a la edad adulta, cuya duración varía según el ritmo de su desarrollo. Por lo general, después de tres o cuatro años, todo vuelve a la normalidad. Pero cuán difícil puede ser pasar estos años y cuántos errores se cometen durante este tiempo.
La característica principal de la adolescencia son los cambios hormonales y funcionales bruscos en el cuerpo. Esto se refleja en el estado mental del adolescente. Se vuelve más vulnerable, emocionalmente inestable, realiza acciones inexplicables, desde el punto de vista de la lógica.
Un adolescente desarrolla un "sentido de la adultez", que los padres necesitan apoyar, confirmando con ejemplos de la vida cotidiana: "Me ayudaste …, has madurado notablemente, has aprendido mucho", "Lo hiciste … ya como persona adulta independiente, estoy muy contenta”, etc. P..
Además, muchos padres notan que, al convertirse en adolescentes, sus hijos están más ansiosos por comunicarse con sus compañeros, pueden hablar con ellos por teléfono durante horas. Esta es también una de las características de esta época. Y cuanto más complicada es la relación de un adolescente con sus padres, más escucha la opinión de sus compañeros. Esto se debe a que comienza a confiar más en ellos. Durante este período de edad, es muy importante que los padres mantengan la confianza y la comprensión en la relación con su hijo.
La comunicación es una gran parte de nuestra relación. Demuestra su importancia desde el nacimiento mismo de una persona. Gracias a la comunicación, podemos mantener un "hilo de confianza y comprensión" de por vida o romperlo en cualquier etapa del desarrollo de un niño (más a menudo en la adolescencia). La comunicación confidencial, en primer lugar, debe basarse en la actitud hacia el niño como persona desde el mismo nacimiento. Es necesario respetar su opinión y tener en cuenta en la construcción de planos conjuntos. Esto es especialmente importante durante la adolescencia. Lo más importante en una relación con un niño es la sinceridad. Los adolescentes son especialmente susceptibles a mentir. A esta edad, les resulta más difícil perdonar a sus padres por su falta de sinceridad. A veces no la perdonan en absoluto. Al establecer relaciones con un niño de esta edad, es importante que los padres tengan en cuenta las características de su edad. Para ayudar a los padres, existen varias formas de comunicarse eficazmente con un adolescente. Aplicarlos en la vida cotidiana ayudará a mantener la confianza y la comprensión entre padres e hijos:
Al escuchar al niño, déjelo entender y sentir que usted comprende su estado, los sentimientos asociados con el evento que le está contando. Para hacer esto, escuche al niño y luego, con sus propias palabras, repita lo que le dijo. Matarás tres pájaros de un tiro:
- el niño se asegurará de que pueda oírlo;
- el niño podrá escucharse a sí mismo como si fuera del exterior y comprender mejor sus sentimientos;
- el niño se asegurará de que lo entienda correctamente.
Lleve a cabo una conversación sobre un tema serio cuando no haya nadie más cerca. Observe su tono en la conversación. No debería burlarse. Mantenga un tono tranquilo, escuche con atención. No es necesario tener respuestas listas para todas las preguntas;
Trate de no decir: "No me importa lo que hicieron allí, pero es mejor que no se involucre en eso", "Sé lo que es mejor para usted", "Haz lo que te digo y el problema se resolverá".
Apoye y anime al niño sin palabras. Sonríe, abraza, guiña un ojo, palmadita en el hombro, asiente con la cabeza, mírate a los ojos, toma tu mano.
Nunca lo compares con alguien, no le digas que debe ser como otra persona.
Aconseje a su hijo, pero déle la libertad de elegir qué hacer.
Escuchar al niño, observar sus gestos y expresiones faciales, analizarlos. A veces los niños nos aseguran que están bien, pero un mentón tembloroso o unos ojos brillantes hablan de algo completamente diferente. Cuando las palabras y las expresiones faciales no coincidan, siempre dé preferencia a las expresiones faciales, las expresiones faciales, la postura, los gestos, el tono de voz.
Nunca humille a un niño ni siquiera con palabras.
No ponga a su hijo en una posición incómoda en presencia de extraños.
Cuando anime a su hijo, mantenga la conversación y demuestre que está interesado en lo que le está diciendo. Por ejemplo, pregunte: "¿Qué pasó después?" o "Cuéntamelo …".
Levante la vista de la televisión y deje el periódico cuando su hijo quiera hablar con usted.
Déjele en claro a su hijo que está interesado en él y que siempre está dispuesto a ayudar.