La estadística es algo muy interesante. Los científicos e investigadores realizan constantemente muchas encuestas, según las cuales extraen conclusiones sobre ciertos hechos. Una de las estadísticas más extrañas es que hay menos hombres casados que mujeres casadas.
Paradojas de las estadísticas demográficas
Según las conclusiones de uno de los resultados más interesantes y paradójicos de los estudios estadísticos en el campo de la demografía, realizado sobre la base del censo estatal, se deduce que tenemos menos hombres casados que mujeres casadas. Además, la relación de datos da un despegue bastante grande: más del 4%. Esta conclusión provoca una doble reacción: del desconcierto a la ironía. Un intento de averiguar por qué existe tal discrepancia se asemeja a la solución del problema "2 + 2 = 5" conocido por todos desde la infancia. Y, de hecho, en este asunto, todo está lejos de ser tan simple.
Por supuesto, un estudio más detallado de este tema revelará una serie de hechos muy interesantes que contribuyen a la formación de tales tendencias paradójicas. Los números afirman que nacen más niños cada año que niñas, y solo después de treinta años la proporción entre mujeres y hombres cambia debido a circunstancias apremiantes (deberes militares, pertenencia a grupos de alto riesgo y otros factores naturales).
Habiendo considerado estos indicadores estadísticos, se puede asumir que la diferencia entre mentalidad masculina y femenina debe tomarse como factor fundamental en este caso.
No es ningún secreto que un hombre y una mujer darán respuestas radicalmente diferentes a la misma pregunta, lo que implica explicaciones detalladas.
Diferencia de conceptos
Las realidades de la vida moderna muestran que la institución del matrimonio ha experimentado cambios significativos y, además del matrimonio oficial habitual, existe el concepto de "matrimonio civil", cuya percepción es completamente diferente para hombres y mujeres.
Los servicios sociales realizaron una encuesta de la población "¿Cuál es la institución del matrimonio en su opinión?" Una de las preguntas clave fue: "Si estás en un matrimonio civil, ¿estás casado / estás casado?" Sorprendentemente, casi toda la audiencia femenina respondió afirmativamente a esta pregunta, y más de la mitad de los hombres respondieron negativamente. De lo cual se puede concluir que convivir con un hombre ya permite a la mujer designar su relación como familiar, mientras que los hombres no las consideran como tales y están dispuestos a reconocer las relaciones familiares solo si están registradas oficialmente y confirmadas por un sello banal en su pasaporte.
Es esta comprensión diferente del matrimonio la que produce resultados estadísticos interesantes.
Probablemente esta sea la razón por la que una mujer siempre busca instintivamente legitimar una relación con un hombre, mientras que los hombres no se apresuran a tomar una decisión final, contraer matrimonio oficial a una edad más madura, prolongando así el sentimiento de libertad personal.
Obviamente, es esta discrepancia entre la cosmovisión pragmática de los hombres y la percepción sentimental de los eventos por parte de las mujeres la clave de la paradoja de la desigualdad entre hombres y mujeres casados.