El endurecimiento por agua es un procedimiento simple y asequible que ayuda a sanar el cuerpo del bebé. La mayoría de los padres no saben por dónde empezar a endurecer a sus hijos. Resulta que todo es simple.
El endurecimiento por agua comienza exclusivamente con frotaciones en estricto orden de arriba a abajo: cuello, brazos, pecho y espalda, y por último las piernas. Frote la piel, masajeándola ligeramente y moviéndose hacia el centro, por ejemplo, desde la palma hasta la articulación del hombro. La temperatura inicial para endurecer al niño con agua debe ser de 35 grados, después de cinco días, el indicador se puede reducir en un grado.
Siempre que el niño no tenga ninguna reacción negativa al masaje, se puede usar una ducha vaginal. Su esquema es similar. Para los bebés, la ducha vaginal se realiza inmediatamente después del baño, y para los niños mayores, la ducha vaginal se puede usar como un procedimiento separado. Los pediatras aconsejan hacer duchas vaginales en la estación cálida al aire libre. La ducha es muy eficaz para la falta de apetito y la obesidad infantil.
Si una ducha completa tiene un efecto agresivo en el niño, puede intentar mojar las piernas. El régimen de temperatura para estos procedimientos debe ser de 30 grados, pero con el tiempo se puede reducir a 16. Para verter agua sobre las piernas, es muy importante utilizar un soporte especial. Después de verter, se frotan las piernas para que aparezca un ligero enrojecimiento en ellas. Al verter, es necesario asegurarse de que el niño no se enfríe demasiado.