En la semana 15 de embarazo, es probable que una mujer se olvide de la toxicosis. Durante este período, las náuseas, los mareos, la debilidad y otros problemas remiten. El apetito de la futura madre mejora y el feto comienza a crecer activamente.
A las 15-16 semanas, la mujer embarazada ya no llora por ningún motivo, no se irrita. En este momento, el trasfondo hormonal cambia y el mundo que la rodea comienza a parecer más amigable para la futura madre. El olvido y la distracción pueden aparecer debido a la encefalopatía que se desarrolla durante el embarazo.
Muchas mujeres se quejan de que la micción frecuente comienza a las 15 semanas. Es bastante normal. Esto se debe al hecho de que el útero presiona la vejiga. Si al orinar siente calambres y dolores, su temperatura corporal aumenta, su espalda baja se tira, consulte a un médico.
A las 15 semanas de gestación, el crecimiento del feto es de aproximadamente 10 cm. El bebé aún dobla las piernas y los brazos para mantener la posición del embrión. El niño pequeño a menudo se chupa el dedo. Lo hace inconscientemente. Las placas de las uñas ya están apareciendo en sus dedos. Los capilares son visibles en su piel, ya que aún es muy delgada. El cuerpo del feto está cubierto con una fina pelusa. Aunque los ojos del bebé todavía están cerrados, ya está reaccionando a la luz brillante y al ruido.
La futura madre aún no siente el movimiento del niño, aunque ya se está volviendo más activo. El primer movimiento de la mujer embarazada comienza a sentirse a las 18-20 semanas, si el embarazo es el primero, a las 16, si es el segundo y posteriores. A las 13 semanas, los genitales del niño comienzan a formarse y, a las 15, el especialista en ultrasonido ya puede determinar el sexo del feto. En los niños, este proceso ocurre un poco antes, ya que producen testosterona, lo que permite que los genitales se formen más rápido.
A las 15 semanas, los riñones comienzan a funcionar en el feto, por lo que ahora puede orinar para eliminar el líquido amniótico que se ha bebido de su cuerpo. El líquido amniótico se renueva cada tres horas, proporcionando así al bebé un mundo acuoso. Cuando el bebé los ingiere, recibe varios nutrientes.
El feto también tiene una vesícula biliar en funcionamiento, que ya secreta bilis, y el hígado. Lo que el niño usa en el útero aún no se ha excretado en ninguna parte. Todo esto se acumula en una miga, y solo después del nacimiento el niño se deshace de las heces originales llamadas meconio.