Para nadie es un secreto que ya en el útero, el bebé comienza a experimentar ciertos sentimientos. Ya puede comprender, sentir y ser consciente de lo que sucede fuera de su refugio temporal.
Los estudios perinatales modernos han demostrado que el feto puede ser consciente de lo que está sucediendo alrededor del cuarto mes de desarrollo. El feto es capaz de reaccionar tanto a los cambios internos en el cuerpo de la madre como a todo tipo de estímulos externos que le puedan llegar.
Entonces, ¿qué es exactamente lo que el bebé comienza a darse cuenta ya en el cuarto mes?
1. Sabor. Como todos los niños, la fruta ama los dulces. Si se introduce glucosa en el líquido amniótico, la reacción será la aceleración de los movimientos de deglución. Pero lo amargo no es de su gusto: con la introducción de yodo, el feto ralentiza los movimientos de deglución y parece doblarse.
2. Contacto táctil con la barriga. El feto puede sentir el toque de las palmas de las manos en el estómago y demuestra reflejos de orientación: gira la cabeza hacia el tacto.
3. El estado de ánimo de la madre. El niño no solo lo siente, sino que también lo duplica por completo. Con el estrés y la excitación de la madre, su pulso también se acelera. Por cierto, los biorritmos del niño y la madre también son idénticos: el feto se duerme y se despierta con la madre.
4. Palabras. El feto ahora puede memorizar palabras e incluso expresiones completas. Por lo tanto, ya puede comunicarse con su bebé y leerle libros. Después del nacimiento, el curso del desarrollo de los procesos cognitivos en él se acelerará significativamente.
5. Música. El niño la escucha y reacciona. Por ejemplo, la música clásica tranquila lo calma, mientras que la música pesada con bajas frecuencias lo emociona.
6. Luz. Si dirige una luz brillante sobre el estómago, el niño intentará alejarse de él y cerrar los párpados con más fuerza.
7. Temperatura. La temperatura más agradable para el feto es la misma que la temperatura corporal de la madre más algunos grados. Como muestra la reacción a los chorros de agua, demasiado frío y mucho calor hacen que el niño quiera esconderse en profundidad, lo más lejos posible del estímulo.
8. La voz de los padres. La capacidad de reconocer las voces de los padres es evidente en los niños incluso antes del momento del nacimiento. Cuando la madre o el padre se dirigen al feto, el bebé se calma y el ritmo de su corazón se ralentiza y vuelve a la normalidad.
Por cierto, según las observaciones de los médicos, los niños con los que los padres hablaban a menudo crecen más tranquilos y con menos frecuencia son traviesos y lloran.