La formación de malos hábitos comienza en la infancia. Tales como, por ejemplo, el hábito de morderse los labios, surgen en los niños cuando intentan deshacerse de algún irritante o simplemente imitar a los adultos.
Instrucciones
Paso 1
El hábito de morderse los labios puede ser causado por una situación traumática y, si no se le presta atención de inmediato, se volverá crónico y perseguirá al niño por el resto de su vida. Descubra la causa del malestar psicológico del bebé.
Analice después de qué evento notó por primera vez que el bebé comenzó a morderse los labios. Tal vez después de una pelea entre padres, o algo sucedió en el jardín de infancia. En cualquier caso, el desarrollo del hábito de morderse los labios, a veces hasta el punto de sangrar, fue precedido por el estrés. Encuentra el factor estresante y trata de eliminarlo.
Paso 2
Después de eso, haga que sea desagradable que el niño se muerda el labio. Para ello, lubrique sus labios con loción o crema de sabor desagradable. Al mismo tiempo, tenga en cuenta que el lubricante no debe causar molestias adicionales, por ejemplo, una sensación de ardor. De lo contrario, se convertirá en un factor estresante adicional para el niño. Además, en cuanto notes que el bebé ha comenzado a morderse los labios, distráelo. Dale caramelos para chupar, ella lo mantendrá ocupado por un tiempo. O ofrecerte a comer algo. Lo principal es observar constantemente sus acciones.
Paso 3
A veces no solo los niños tienen este mal hábito, sino también las personas bastante maduras. La mordedura constante de los labios se debe al hecho de que, debido a una deficiencia de vitamina A (retinol), la piel de ellos se seca, se descama y existe el deseo de arrancar las costras secas con los dientes. En tales casos, lubrique sus labios con una pomada que contenga retinol.
Paso 4
Nunca castigue a un niño si nota que tiene la costumbre de morderse los labios. Recuerde que surgió por una razón, de la nada. Hay razones para todo. Según los psicólogos, se necesitarán tres semanas para que se arraigue un hábito. Si durante este tiempo puede descubrir las razones y eliminarlas o aprender a cambiar la atención del niño, sálvelo del mal hábito de una vez por todas.