Después de un período de amor romántico, pasión ardiente y ternura, cualquier pareja, tarde o temprano, inevitablemente comienza a decaer en las relaciones. Es este período el que muestra si los socios son adecuados entre sí a largo plazo, si tiene sentido desarrollar aún más las relaciones. Quizás la relación se haya agotado por completo y debes admitirlo honestamente. ¿Cuáles son las señales claras de que la relación ya está agotada?
- Las prioridades y valores en la vida que prevalecieron en el período del ramo de dulces han cambiado significativamente. Ha pasado el tiempo en que ustedes eran el centro del Universo el uno para el otro, no podían vivir un día sin reuniones, llamadas constantemente o canceladas. Y ahora es cada vez menos probable que te encuentres, llama. Notas que tu pareja o tú han comenzado a tener constantemente otras cosas más importantes que la comunicación. Como dice el refrán, si una persona quiere, busca oportunidades, si no quiere, busca una razón.
- En las relaciones, el aburrimiento desesperado comenzó a reinar cada vez con más frecuencia. Los dos se volvieron poco interesantes, no tienen nada de qué hablar, saben todo de antemano. Ya no tienen nada con qué sorprenderse y, lo más importante, el deseo de hacer esto ha desaparecido. Es cada vez menos probable que muestre atenciones románticas mutuas, diga palabras agradables.
- Cuando pasó el temblor hormonal, comenzaste a comprender que, aparte del sexo, prácticamente no tienes nada que hacer. No hay causa común, afición, círculo social … Quizás incluso el sexo también ha dejado de agradar, se ha convertido en algo habitual y predecible.
- No te conmueven, como antes, las discapacidades físicas o mentales de tu pareja. Ahora causan cada vez más a menudo una irritación sorda hasta el rechazo. Ha pasado el período de idealización de la pareja. Ante ti ya no es un ángel, sino una persona común que no intenta parecer mejor y no esconde rasgos de carácter negativos.
- Ya están incómodos y tienen frío juntos, pero la despedida todavía da miedo. Siempre y cuando esté reprimido por el hábito y el miedo de que la separación sea aún peor. Había miedo de estar solo o que la próxima pareja no valiera la pena.