Al principio, cuando un niño va al jardín de infancia, durante mucho tiempo no puede acostumbrarse a los maestros, al régimen, a los niños, a quedarse sin padres durante mucho tiempo. Además, el período difícil termina y el niño se acostumbra. Durante varios años, los padres y sus hijos han vivido con calma y mesura. Pero en la vida de cada niño después del jardín de infancia, comienza una nueva etapa: van a la escuela. Y los problemas adictivos comienzan de nuevo.
¿Qué dificultades experimenta un niño al pasar a una nueva etapa?
Además de la situación desconocida, compañeros y profesores desconocidos, el alumno tiene una serie de problemas que le provoca una nueva institución educativa:
- Un lugar desconocido. Dependiendo del niño, la adaptación a la escuela se llevará a cabo de diferentes formas: a algunas personas les gusta ser independientes, mientras que otras seguirán al profesor y tratarán de no salir del aula.
- Otro modo. El principal problema aquí es la inquietud y la incapacidad para planificar su tiempo. Esto afecta tanto a la conducta en la escuela como fuera de ella. Por ejemplo, a los escolares se les da tarea y el niño, debido a su incapacidad para planificar el día, no tiene tiempo o se olvida de completarlo.
- Fatiga. Antes, cuando el niño todavía estaba en el jardín de infancia, no tenía responsabilidades y podía sentarse tranquilamente a jugar, salir a caminar o hacer otras cosas igualmente importantes. Pero ahora la tarea aparecerá en la lista de tareas pendientes. A menudo sucede que los niños vienen cansados y quieren relajarse después de la escuela.
- Independencia. Muchos niños sueñan con pasar más tiempo sin familiares, pero esto puede ayudar al niño a sentirse solo.
Cómo mejorar el estado de ánimo de su hijo
Prepare a su hijo para un buen futuro
Para que la transición a una nueva etapa no sea impactante para el niño, es necesario mantener ciertas conversaciones con él. Por ejemplo, hablar positivamente sobre la escuela, decir lo genial y divertido que es, cuántas cosas nuevas puedes aprender en la escuela, qué maestros amables y serviciales hay allí. El padre puede decirle al niño cómo irá a elegir la oficina, enfatizar que la elección dependerá del niño. Debemos intentar transmitirle al alumno que esta etapa de la vida es muy importante e interesante, que absolutamente todos deben pasar por ella.
Motivar a su hijo para que haga la tarea
Básicamente, los niños que van a la escuela inicialmente tienen una disposición negativa hacia ella, porque quieren jugar, y no todas las áreas de la escuela les interesan. Sin embargo, aún debe hacer su tarea, independientemente de su actitud hacia el tema. La mayoría de las veces, simplemente sucede que el niño retrasa el momento de completar la tarea y, al final, lo hace de alguna manera o no lo hace en absoluto.
En esta situación, es importante actuar mediante un método gratificante. Necesita descubrir la mejor manera de resumir las buenas calificaciones. Por ejemplo, comience un póster especial en el que necesite pegar todas las marcas positivas de la semana. Y al final, debe reunirse con toda la familia y apreciar los esfuerzos del niño. Si la semana fue bien, entonces se debe animar al estudiante, por ejemplo, yendo al zoológico.
Importancia de los artículos
Por lo general, a los escolares les va mal en aquellas materias que no les gustan y que, en su opinión, no les ayudarán de ninguna manera en el futuro. En este caso, el padre debe convencer al niño de la importancia de cada elemento.
Habilidad para planificar
Es importante que todas las personas planifiquen su día. Pero el niño aún no sabe cómo hacer esto, por lo tanto, es necesario ayudarlo. El padre necesita discutir una posible rutina diaria, pero no cada minuto, sino formal. Por ejemplo, puede definir el tiempo para las lecciones, para los juegos, el tiempo para dormir. No se recomienda presionar al niño o actuar en contra de sus preferencias personales.
Será más fácil para el niño sintonizarse con la rutina escolar si los padres lo apoyan. En ningún caso debe suprimir la autoridad del maestro y culparlo por todos los fracasos. Una buena opción es invitar al alumno a afrontar los problemas juntos, a intentar volver a hacer lo que no funciona.