Al desarrollarse y crecer, cada niño llega a conocer gradualmente el mundo que lo rodea y aprende las reglas de existencia en él. Una de las tareas de la crianza es ayudar al niño a comprender qué marco es imposible traspasar y por qué. En este camino, debes establecer restricciones en forma de castigos.
¿Cómo hacer que el castigo no sea solo una “venganza” por una mala acción, sino también una lección para el futuro y una forma de corregir el daño causado?
Para poder recurrir a los castigos lo menos posible, debe intentar prevenir una situación no deseada. Para hacer esto, debes:
• explicar al niño por qué no se le permite hacer esto y, si es posible, demostrar los resultados de la desobediencia;
• Explique que hay prohibiciones categóricas para siempre (no se puede salir corriendo a la carretera) y temporales (hoy hace mucho frío, no se puede caminar, pero cuando hace más calor subimos la cuesta);
• las reglas deben aplicarse a todos, no solo al niño (todos deben cepillarse los dientes y lavarse las manos) y siempre;
• Es imperativo tener en cuenta la edad (los requisitos para un niño en edad preescolar y un adolescente deben ser diferentes).
Pero si tienes que recurrir al castigo, entonces:
• Esto debe hacerse con calma, no en un ataque de ira. Respire profundamente varias veces, díganse: "¡Cálmate!", Y luego actúa;
• para diferentes delitos: diferentes castigos. El castigo por mostrarle la lengua a tu vecino y por tirar paquetes desde el balcón no puede ser el mismo;
• el castigo debe ser apropiado para la edad. Un niño en edad preescolar percibe el tiempo de manera diferente a un adulto, y de nada sirve castigarlo después de medio día; para un adolescente será normal posponer el análisis de la situación hasta la noche. Un niño de dos o tres años no podrá pararse en una esquina durante mucho tiempo o sentarse en silencio, por lo que de tres a cinco minutos en una esquina serán suficientes para él.
Qué formas de castigo son aceptables:
• sanciones (eliminar los escombros esparcidos, lavar la pared pintada);
• un cuento de hadas para un niño con héroes que cometen una mala conducta similar y un análisis de "por qué no" y "cómo hacerlo bien";
• aislamiento (esquina, silla);
• privación de cosas agradables (computadora, dulces);
• autocastigo (permitir que se derrame agua fría sobre usted);
• un grito y una voz severa (también se necesita una medida para que los niños no dejen de responder);
• mirada severa;
• explicación (cuando la infracción se cometió por primera vez y el niño no comprende qué tiene de malo).
Hay adultos que creen que el único castigo efectivo es el físico. Pero la experiencia sugiere lo contrario. El castigo físico es inaceptable porque:
• el umbral de sensibilidad disminuye con el tiempo y el niño no reacciona a nada excepto al cinturón;
• el niño trata de evitar el castigo de cualquier manera (miente, esconde el diario, se esconde de los padres);
• considera que la crueldad es la norma y resuelve todos los problemas con la ayuda de los puños;
• un niño colérico no aceptará el castigo y tratará de "dar cambio".
Los golpes y la humillación moral, el ridículo malvado no son mejores. La probabilidad de hacer lo mismo es muy alta, los padres pueden escuchar lo mismo de sus hijos mayores.
Hay momentos en que un niño es travieso, grita, derrama comida, etc. porque él:
• está muy cansado y quiere dormir;
• acabo de despertarme;
• se enfermó, pero aún no hay signos evidentes de la enfermedad;
• experimentó estrés o trauma severo (muerte, escena de miedo).
En estos casos, es imposible sancionar. Es mejor calmar al bebé, acostarlo, abrazarlo o iniciar el tratamiento.
En la crianza, el respeto por el individuo, la atención y el deseo de comprender son importantes, que forman relaciones de confianza y amor mutuo.